Nunca pensé que al llegar a esta ciudad, encontraría a personas con tan pocos sentimientos. Con solo ver sus caras pálidas y de amargura pura, te das cuenta de lo malas que son sus vidas. Lo que me parece extraño es que también lo demuestran personas con un alto nivel en la sociedad, pero ¿Quién soy yo para juzgar la vida de los demás? Y los niños....no son niños, solo son pequeños sin alma, sin una gota de alegria que los caracteriza, solo caritas de amargura. Lo único que obliga a las personas a sentir, es el horrible y desgarrador grito de una criatura al anochecer. Al pasar eso solo veo miedo en sus caras y principalmente en la mia.All Rights Reserved
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