Steve Rogers es un chico normal, común y corriente -como a él le gusta ser visto.- a excepción de una única cosa con la que ha tenido que cargar la mayor parte de su vida: padece de Trastorno Obsesivo Compulsivo. Si bien, común no es la forma adecuada para describirlo ya que es todo lo contrario. Caos, es la única palabra que encuentra para poder definir el tiempo que ha durado su existencia.