Cerró la puerta de manera brusca y tiró su mochila lejos. Nuevamente sus padres lo miran para reprenderlo, para gritarle y descargar toda su ira en él. Al cabo de unos minutos cogió su mochila y sacó de allí un cuaderno azul que compró al salir de la escuela. Nunca pensó que tuviera que hacerlo, nunca pensó que que tendría que escribir lo que le pasaba en un diario. Pero ya no podía callarse más. "Este diario le pertenece a: Sebastián Aráoz"