Mi pecho dolía, mi corazón latía rápidamente y mi respiración era entrecortada. Sentía que me faltaba poco a poco el aire y mis pulmones golpeaban fuertemente contra mi pecho dándome, miedo. Eso era justamente lo que sentía.
Mis pies avanzaron torpemente mientras mis ojos estaban cerrados por un pedazo de tela. Sentía que me sostenían de ambos lados. Mi cabeza dolía, mucho. Sentía que tenía mil voces a mi alrededor.
En el ambiente en donde me encontraba podía oler a cigarrillo, humedad, encierro. Y solo pude pensar una sola cosa
¿Dónde estaba? ¿Y los chicos?
Mis piernas dolían como si hubiera corrido un maratón y me sentía sucia por un motivo desconocido. Seguí caminando torpemente y derrepente. Pararon.
Yo con el corazón en la boca, me tiraron hacia adentro de lo que supongo habitación.
Mi espalda dolía por el fuerte impacto y sentía cosquillear las palmas de mis manos junto a mis rodillas. Unas lágrimas salieron sin previo aviso. Me dolía absolutamente todo mi cuerpo.
Escuché como personas gritaban, sin embargo, tenían una tela como yo en la boca.
Gemí de dolor cuando alguien me agarró del cabello sintiendo todo mi cuero cabelludo arder.
- Cuanto tiempo...Isabella - Reconocí esa voz.
Esa voz tan profunda y temeraria hacia que mis pelos se ericen. Ahora mismo, me está tocando con sus manos de asesinos
Era él, él al fin, me había encontrado.
No acepto adaptaciones. A menos que me consulte.
Esta novela salió de mi mente, por favor no te copies.
Secuela de "Isabella".