Se supone que un payaso debe ser gracioso ¿verdad? Pero este payaso de cabello rojo y ojos cafés es todo menos gracioso, ¡hasta da pena! Para acabar con su mala racha de cero risas en su espectáculo en el circo Akatsuki que mejor que buscar un nuevo instrumento para su espectáculo. Camino por las calles hasta que vio esa tienda de baratijas y antigüedades. Entro, y la vio en el estante más alto. Esa delicada marioneta de cabellos rosados y ojos verdes que estaba llena de polvo. Era más grande que cualquier marioneta tradicional, y más hermosa también. Cuando la cogió y la vio con detenimiento una pequeña sonrisa apareció en su boca, esa sonrisa que había perdido desde que entro al circo. Supo que esa pequeña marioneta era la solución para hacer su espectáculo otra vez gracioso. La trato con tanta delicadeza y amor al momento de actuar, le hizo un traje nuevo, la limpio, le dio un nuevo aspecto en pocas palabras. El amaba esa marioneta con todo su corazón, ese pequeño objeto inanimado le devolvió la felicidad que había perdido hace tantos años. Una noche de lluvia algo extraño pasó, esa pequeña marioneta empezó a respirar y a moverse por su propia cuenta, crecía cada vez más hasta tener la altura de una persona normal. Esa linda marioneta había cobrado vida. Ese payaso al despertar y verla parada al frente de su cama sonriéndole casi hace que le diera un infarto ¿Qué había pasado con esa pequeña marioneta que amaba? No le importo en lo más mínimo, sentía como la felicidad creía en él y supo que podría hacer sus espectáculos aun más graciosos y divertidos teniéndola ahora con vida.