La forma en la que me mira y se muerde los labios me hace exasperar. Me observa cómo su próxima presa, quién está lista para ser devorada con su mirada oscura y manos duras. Deja salir el humo de su boca y sonríe ante mi miedo. Sabe que le temo pero al mismo tiempo es muy obvia mi atracción hacia este chico que grita por todos lados ¡Cuidado! Mi nuevo vecino podría resultar mi salvación... o perdición.