-... Señor Clark... - Su voz es tan frágil que podría romperse en cualquier momento. La tensión crece entre ambos cuerpos. Ella tiene un leve sonrojo color carmesí, para él es tierno, para ella es vergonzoso. - Señorita Rossi, ¿Qué hace en este lugar tan desolado? - Ella se tensa aún más, la razón de su exilio... Es él, no puede soportar verlo hablar animadamente con otras mujeres. - No le incumbe, Señor Clark - Habla con firmeza y determinación. Pero se arrepiente, al darse cuenta que el Señor Clark a caminado hacía ella quedando a pocos centímetros de su rostro. Maldijo el hecho de ser de tan baja estura. - Al parecer, usted no ha entendido, Señorita Rossi - Con su dersa mano acaricia la tibia y suave mejilla de la chica. Lentamente de acerca a su rostro y su corazón bombea sangre rápidamente, siente que va a explotar. Para su desgracia, el Señor Clark desvía su boca y la acomoda cerca de su oreja, pronunciando las siguientes palabras; - Tú... Eres mía. ©LuluCompany