Para empezar hay que hacer una distinción de capital importancia y ésta es que hay básicamente tres tipos de novelas: a) Las malas, b) Las que no son ni buenas ni malas y c) Las buenas. Luego es necesario dejar otro punto básico en claro: Un escritor bueno, podrá escribir cualquiera de los tres tipos, incluso una mala (difícil, pero posible) PERO UN ESCRITOR MALO, MIENTRAS SIGA SIENDO MALO, JAMÁS PODRÁ ESCRIBIR UNA BUENA NOVELA. ¿La razón? Es sencilla: «Nadie puede dar lo que no tiene». Aclarado lo anterior, si tú que has venido a leer todo esto, no tienes la firme voluntad de escribir una BUENA novela, mejor dedica tu tiempo a otro tipo de lectura o a pasear al perro, que como sabes, necesita ejercicio y no es bueno tenerlo encerrado todo el tiempo. Mucha gente dice: «Yo quiero escribir» y un buen día, se sienta frente a su PC y teclea a tontas y a locas lo que le va saliendo de una cabecita y que lo que le sobra en entusiasmo le falta en compromiso; con la equivocada convicción de que como aprendió a escribir palabras en la escuela, ya es firme candidato al Premio Nóbel de Literatura o que las editoriales del mundo se arrancarán los ojos peleándose por lograr contratarlo. Así las cosas, vaya la tercera aclaración capital: Escribir bien no sólo es un arte, sino que requiere de técnica, y ambas cosas son resultado del ESTUDIO. Todo artista, sea músico, pintor, escultor o escritor, ha estudiado cómo se hace bien lo que ha decidido hacer. ¿Qué? ¿No sabéis acaso que se puede estudiar cómo escribir? Pues sí, no sólo se puede, sino que se debe. De otra forma, habría que agregar un cuarto tipo de novelas, llamadas «mamarrachos», las que son más malas que las «malas», y os aseguro que aquí, en Wattpad ya he visto tantas que he perdido la cuenta. Con estas cartas sobre la mesa, si sigues leyendo lo harás por tu cuenta y riesgo. Aprender, a veces, duele.
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