Una exquisitez que podía pasar inadvertida entre la obra inmensa, abrumadora, de Dumas. Publicado primero en el diario Le Mousquetaire -una pequeña fantasía al lado de La Ilíada de Homero que el escritor publicó por entregas-, este texto engrosó en 1861 la recopilación Bric á brac realizada por el editor parisino Michel Lévy Fréres.
Dumas, inspirándose en el género antiguo y oriental de la alegoría, nos presenta una moraleja que, de universal, pasa a centrarse en el hombre de letras -el anciano dedicado por entero a una persecución insensata-. Este ser dividido entre deseo y posesión es cada uno de nosotros, pero, sobre todo, es el poeta: sus palabras quieren abarcarlo todo, pero terminan apretando poco. No es una maldición, sin embargo. Al contrario, es la suerte de la literatura, siempre dispuesta a reiniciar la búsqueda. A fin de cuentas, detrás de las frases agridulces de esta fábula relámpago, se oye, como una promesa de eternidad, la frase de Pascal: Es más importante salir de caza que conseguir una presa.
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Relato sacado del libro de recopilación de obras de Alejandro Dumas: "Historia de un muerto explicada por él mismo". (Espejo de urania, México, 2008).
Una extraña obsesión.
No supo cuando ni como empezó, era extraño que cada vez que lo veía sus instintos se ponía a flor de piel.
Su nombre era Daenerys Targeryen, y su vida había estado marcada por una obsesión silenciosa pero profunda: Jacaerys Velaryon.
Pero, como las olas que golpeaban la orilla, su obsesión se estrellaba contra la dura realidad de que Jacaerys parecía tan distante e inaccesible como el horizonte mismo.