Esta es una historia que nos ocurrió a mí y a mi mejor amigo en nuestro colegio. Mi mejor amigo se llama Yllán: tiene 14 años, es más bien un poco bajo y delgado, pecoso, de ojos marrón claro, pelo marrón oscuro y de actitud picaresca, pero, ante todo, es un amigo leal y como podéis ver, yo tengo: 13 años, soy de estatura normal, y no tengo pecas ni nada de eso, de ojos marrón-verdoso, pelo negro y bastante iluso, pero, siempre doy lo que sea por los demás. Como os decía antes, está historia comenzó al principio de curso, sólo llevábamos un mes de clase, cuando en las clase en el aula politécnica (que estaba justo bajo el desván), empezábamos a escuchar cosas en la parte superior, aunque preguntábamos que era eso, nos decían: que nos centrásemos en la explicación, creíamos que sería nuestro tutor, el cual, a veces, nos lleva a recoger algo del desván, pero, cuando descubrimos la verdad, nunca, habríamos imaginado en lo que nos estábamos metiendo.
En un pueblo recóndito de Europa Oriental, una muchacha cristiana decide tomar su aula de preparatoria como un campo misionero; sin tener ni idea de que está tomando las armas de la guerra espiritual, en una verdadera Babilonia de crueles desafíos e insospechados enemigos.