En un día cualquiera tu volvías de la tienda con la comida suficiente para sobrevivir la semana completa, cuando te topaste con un bellísimo gato negro huyendo de varios perros. Como era de esperarse, lo salvaste.
No tenía placa, ¿Qué daño haría quedárselo? ¡Era tan lindo! Camino a casa decidiste llamarlo Orión, el gato maulló (cosa que te hizo creer que le gustaba). Todo fue bien el primer mes, ¡Se volvió todo un consentido! Eso hasta que un día al llegar a casa notaste algo extraño... Un minuto, ¡¿Quién era ese chiquillo que dormía en tu cama?!
-"Hey, no había podido decírtelo antes pero gracias por salvarme y todo eso."- Procesando, error 404 Not Found -"Por cierto, eres un asco para los nombres, ¿No captaste cuando te dije que lo odiaba? Quizá debí gruñir esa vez".
Sabías que los gatos pese a ser majestuosamente hermosos eran unos ingratos, pero no creíste que hasta tal punto. La escuela no sería tu único dolor de cabeza aquel año, que Dios se apiade de ti Fernanda, porque Orión no lo haría.