-Lucia no te quiero ver con el me escuchaste-
Lo mire con incredulidad no era posible que Sam me estubiera prohibiendo eso...
Las palabras que salierón de mi boca fueron casí un susurro...
-Tu no puedes impedirme eso Sam, no puedes...-
Él solto una risa llena de irónia y amargura, típico de Sam:
-Dulzura no te lo estoy impidiendo, te lo estoy prohibiendo, así que deja de hacerte la inocente y haz lo que te digo de una buena vez, entendiste-
Estaba confundida, dolida y sobre todo molesta, esto no podia estar pasando otra vez
-¡Sam deja de una buena vez tus malditos celos a un lado, el es solamente mi amigo escuchaste, mi amigo, mtetelo en la cabeza!-
Ya no podia más; este no era el Sam del que me habia enamorado, mi Sam habia desaparecido, en tan solo unos años.
Sam me miro y fruncio el seño, apreto sus puños y se acerco lentamente a mi sin mostrar ninguna expresión es su rostro...
-Mira muñeca no lo repetire dos veces o te alejas de él, o yo mismo me encargo de alejarlo de tu vida-
¿Qué pasaría si una preadolescente entrara al juego del calamar? Todos los jugadores tienen deudas, problemas, algo que los llevó ahí... pero ella no.
Nadie le dio la tarjeta, nadie pensó en reclutarla. Sin embargo, no podían sacarla.
Era demasiado tarde; ya era parte de los juegos.