Cassady no le tenía miedo a nada ni a nadie, y estaba preparada para lo que viniese, menos para Michelle Anderson, la chica desaparecida de la cual parecía ser un tema prohibido de conversación para cualquiera que viviera dentro de Halmpville, un pequeño pueblo al cual fue obligada a mudarse. Sin embargo no importase cuantas veces fuese advertida, llegaría al fondo del asunto. Quizá tantos libros de Sherlock Holmes y Agatha Christie se le hayan subido a la cabeza, pero nada le impediría saciar su curiosidad, pero que tenga mucho cuidado, ya saben lo que dicen: La curiosidad pudo matar a Michelle.