La puerta de mi casa sono, no una, no dos, sino tres veces más. Perezosamente me levante y me puse mis pantuflas de gatito. Abrí y vi a Nacho del otro lado de esta. Miré el reloj colgado en la pared 《03:44 a.m》. -Nacho ¿Qué pasa? -bosteze- Son casi las cuatro de la mañana yo estaba... -fui interrumpida por él, quien me aferró con ambos brazos formando una especie de abrazo. -Perdoname Flor, yo no fui demasiado consiente de lo que hacía. Fui un estúpido; aún lo sigo siendo. Perdón -me apretó más hacia su cuerpo. Okey, no entendía de lo que estaba hablando. Tenía olor a alcohol en la ropa y parecía borracho. -Pasa, te voy a preparar un café y mañana me explicas bien todo. Nacho pasó y descubri una mancha roja en su cuello, era un labial rojo. Yo no le había dejado esa mancha ahí; Nacho había estado con alguien.