Virginia no creía que existieran malas personas, solo malas circunstancias y malas decisiones. Detrás de cada "criminal" que había estudiado, siempre había un momento en el que su mundo daría un cambio, esa decisión, esos segundos de duda, irrelevantes a veces, de los que dependía su futuro próximo o lejano. Nunca pensó que sus prácticas de fin de carrera implicara demostrar, o al menos intentarlo, la inocencia de su mejor amiga aún teniéndolo todo en contra. En este proceso descubrirá los verdaderos sentimientos que mueven al ser humano, no todos buenos, no todos malos.