-Todos alguna vez hemos perdido al alguien que nos gustaría que estuviera a nuestro lado- dije mientras comía mi sándwich de pavo.
-Pues yo nunca he perdido a nadie y creo que la vida debe seguir, si la partida de otros afecta nuestras vidas es porque así lo permitimos.- comentó Mario restándole importancia
-Pues yo creo que...- mi mirada se desvió al suelo, quedando perdida-Hay vacíos que dejan las personas, que nunca podrás llenar con nada y eso, no lo decides tú.
- ¿A qué vacíos te refieres?- cuestiono poniendo los codos sobre la mesa y sus manos acunando su cara, pareciendo un niño pequeño.
Tragué saliva fuertemente, intentando contener las lágrimas que se agrupaban en mis ojos, al recordar el motivo de mi tristeza desde que tengo memoria...