Midorima Shintarou, prodigio, rey de los triples y actual capitán de Shutoku, había encontrado en Nanahara Fumita todo lo contrario a lo que él jamás hubiese soñado y un poco más... El enamoramiento fue inevitable. Los polos contrarios nunca fueron una desventaja, sino que fueron un condimento agradable a la relación; sin embargo todos somos intolerantes a algo... Y Fumita lo era a la suerte: se negaba a creer siempre rotundamente en las predicciones y las fuentes de buena fortuna que algunos crédulos veían en los objetos, pero...
Después de todas las pruebas de la fortuna que él mismo le había obsequiado ¿era posible continuar dudando así de la suerte y las predicciones, de la salvedad que aportaban los objetos correctos?. He ahí el primer bache, el primer declive de su amor.
Como todo prodigio debió hacer en algún momento de su vida a lo largo de la historia se sentó a analizar la situación. ¿Cuál sería la solución? ¿Un rompimiento limpio o una rivalidad eterna en un choque de ideas entremezcladas con el toque dulce y seco del amor?. No... había otra cosa más que hacer.
Un cáncer desafiará a una escorpio indomable a una lucha de los astros vs hombres donde lo apostado será la fé y el riesgo de perder podría verse más peligroso cuando otros dos escorpianos se sumen a la tarea.
La zona de batalla estará abierta durante una semana. Serán 7 días para ganar o perder.
-¡Buena suerte, Shiiin-chan~!
-Que Oha-Asa esté realmente de su lado- se acopló Himuro.
-¡Ustedes no podrán vencerme-nanodayo!
-Parece que esto será más interesante de lo que creí-datebayo. ¿Cierto, Micchi?.