Amar a la nada ©

Un vistazo por cuatro mundos distintos y un viaje a través de la invidencia.

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Después de perder la vista, René decretó que su vida había terminado. Ahora vive aislado, deprimido y furioso consigo mismo y el resto del universo.

Paloma nunca ha sabido controlar su lengua. Es bueno, porque cuando se vive en las calles una debe aprender a defenderse.

A sus dieciséis años, Verónica ha perdido no solo la vista, sino a la persona que menos pensó perder.

Jerry sale por las noches. Usa lentes oscuros para ir al bar y coquetea con chicos a los que a veces lleva a casa, cosa que vuelve loca a su madre.

Cuatro jóvenes, cuatro historias diferentes que terminarán convergiendo en una sola. Una sola historia de superación, amistad, empatía y (¿por qué no?) romance.