En una sociedad en la que se valora la obediencia por encima de todo, desde hace muchos años, cuando una persona nace, antes de que sus padres puedan verla, se le hace un escáner que determina si va a ser obediente o rebelde. Si es esta última opción, lo padres la abandonan y la envían a un "campo de corrección de rebeldes". Esta es mi historia.
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