"Por lo general, las personas no muestran lo terribles que son" -Osamu Dazai. Siento que he llegado al punto donde debo documentar lo sucedido hasta ahora, pues de lo contrario, puedo desaparecer y sólo yo notaré que no estoy, ya que para los demás probablemente nunca estuve. He estado encerrado en la habitación por seis Díaz. No sé qué hora es, y no me atrevo a abrir la puerta o la ventana. Siento que desde entonces, hay alguien al otro lado de la puerta, pues he escuchado su voz. Dice llamarse Clara, y que es mi esposa, pero no me confío. Lo más probable es que quiera matarme y sea la causante de mi desgraciada y muy lenta muerte. La verruga cubre ahora gran parte de mi cuerpo. Escribo con mucha dificultad y me cuesta respirar, pero la sigo odiando. La aborrezco, y no puedo dejar de hacerlo, así que le prohíbo rotundamente la entrada a mis aposentos esperando entonces que mi muerte se prolongue menos que mi ira.