Todos estaban preparados, esa batalla no podían perderla. La batalla final se acercaba y tras obtener todos los poderes no había marcha atrás en su lucha para vencer a Heldalf; estaban reunidos al principio del Coto de caza de Aifread. Se habían mentalizado para lo que se venía y el que el dominio del Señor de la Desgracia no superase el de Sorey, mantenía viva la esperanza del grupo. O al menos hasta... -Pastor, ¿sabías que el agua es delicada y fácilmente corruptible por la malicia?