La tinta mágica

Su mundo se encontraba de cabeza. Su país estaba siendo gobernado por una reina malvada, el comercio era controlado por piratas glotones, las casas eran protegidas por unos pequeños duendes traviesos; los animales hablaban, había magos y brujas, sus personajes de cómics favoritos existían realmente y salvaban la ciudad, había batallas épicas de vikingos salvajes contra guardias intergálacticos , guerras de ogros contra hadas, dragones protegiendo princesas, elfos llevando regalos a los niños y muchas bestias y animales fantásticos imposibles de encontrar en el mundo real, desde caballos voladores con cabezas de águila, hasta pequeños escaracornios, unos diminutos escarabajos con un cuernito de unicornio.
A primera vista era todo lo que Scott deseaba, pues el había creado ese mundo; pero se empezaba a salir de control, las distintas fases de tiempo se encontraban y sufrían graves alteraciones, y por si fuera poco, los ogros tenían secuestrado a su amigo Newt. Si Scott, junto con su amiga Susana, el mundo podría venirse abajo, y todo por la culpa de aquella maldita pluma.