La clásica historia de los mejores amigos; corriendo tomados de la mano con inocencia ante tal tacto, sin discurrir demasiado en trivialidades. Estaban tan acostumbrados a tenerse el uno al otro, que ya se imaginaban su vida junta por la eternidad, tan sencilla. El fuego crepitando abrazadoramente de manera satisfactoria en la cantaleta de un loco "Lo lamento pero creo que algo está mal en mi cabeza" las promesas que se sellaron en las flamas vivaces que lo destruían todo a su pasar, sin prestar cuidado a como habían creado una torre a base de cariño "No te juzgare si te alejas... estas a tiempo" la sonrisa agradable con la que le recibía, los recuerdos fomentados desde los comienzos.