-¿Te acompaño a casa?-Su voz me sacó de mis pensamientos.
Vaya con el chico. No me malinterpreten, me gusta. Ósea, como el amigo que es. Me gusta su compañía, pero a la vez me molesta tenerlo cerca. ¿Raro? Lo se, a mi también me lo parece.
-No hace falta, Dean.-Le dije, como si fuera la cosa más obvia. A veces me dolía comportarme así con él, pero este chico no me cae del todo bien.
Vamos a ver: Dean es un chico encantador, atento, sonriente y lleva un buen rollo encima, ¡Que no veas! Pero desde ya hace unos años me había demostrado quién era, y no recordaba del todo el motivo, pero estaba enfadada con él desde entonces.
Seguí caminando hacia mi casa y de pronto vi que Dean iba todavía a mi lado. Se iba a nuestra casa por el mismo camino... Me hizo gracia eso, pero no iba a reír delante de Dean. Vamos a ver, me acababa de dejar mi novio al que amo con todo mi ser... se supone que estoy triste. Encima es su mejor amigo y quedaría fatal. Tampoco eran muchas las ganas que tenía de reírme. Al ver que me había percatado de que seguíamos caminando juntos, se separó y se fué a la otra acera para hacer el tonto. Me hizo gracia, pero no pensaba sonreír. De nuevo. La historia es que disfrutaba estando cerca de Dean, y quizás era el primer momento que pasábamos juntos, solos nosotros dos. No me disgustaba y casi me hecho a reír. Despues me observó, me observó y lo volvió a hacer. Me encantaba lo atento que era. Volvió a intentar hacerme reír, lo ví en sus ojos y su sonrisa juguetona.
-Pues vale.
Hizo una muca de lo mas graciosa y su voz... ¡Dios, su voz! ¡Casi me meo ahí al medio de la calle, por favor! Dean, probablemente el chico con la voz más grave de todo el instituto (Incluidos profesores), haciendo voz de crío, ¡madre mía! Sonreí levemente y recé para que no me viera. Tenía que estar triste, acababa de dejarme mi supuesto amor.
Creo que, desde ese momento, fue cuando empecé a fijarme en él.All Rights Reserved