Cáete, destroza tus rodillas y contempla como sangran tus sentimientos. Pero después, agarra con fuerza tus ganas, levántate y enorgullécete por mantenerte de pie, aún cuando tu sonrisa parezca esconderse de tu sombra.
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Cáete, destroza tus rodillas y contempla como sangran tus sentimientos. Pero después, agarra con fuerza tus ganas, levántate y enorgullécete por mantenerte de pie, aún cuando tu sonrisa parezca esconderse de tu sombra.