Al cerrar no soy capaz de hacer ningún movimiento. Apoyo la espalda en la puerta de entrada, y suspiro, dejándome caer hasta quedar sentada en el suelo. Cierro los ojos y solo escucho ruido. Noto como una gota de agua cae en mi mejilla, miro hacia la ventana, completamente abierta, dejando que el aire y la lluvia mojen todo mi salón. Pero no importa, ese no es el problema ahora. Mi mirada se dirige a un objeto en concreto, situado en una de las estanterías; se burla de mí por estar mojado por unas cuantas gotas mientras yo estoy completamente empapada. Lentamente me acerco, lo cojo y paso el pulgar para ver mejor a través del cristal. Un momento que parecía tan real, ahora carece de sentido.
*Prohibida cualquier copia, o divulgación de esta historia sin el consentimiento previo de la escritora*
Publicación: 16/07/2016