Phoenix McAdams es una escritora en apuros. Tras una novela que fue best seller, su editor le pide que escriba una nueva historia. Una historia acerca de la Escocia medieval.
Y sucede que Phoenix odia Escocia; y los libros de temática medieval: todos esos super machos hablando como poetas y que necesitan ser siempre héroes; y esas mujeres encerradas en sus mansiones, que sólo saben tocar el piano y bordar y necesitan de un marido hasta para abrir un frasco de conserva la ponen de los nervios.
¿Qué mujer en su sano juicio necesita de un hombre para ser feliz? Los hombres son idiotas. Punto. No sirven para nada; excepto para tener sexo, y apenas... Sobre todo los hombres del medievo. Phoenix es una mujer independiente que no necesita más que una computadora para valerse...
Sucede que el libro necesita estar listo en un mes, y ella no ha podido escribir más que unas cuantas páginas...
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Sir Clifford Scott es escocés, dueño de una tierra en las Highlands, donde cría caballos. Alto, elegante, con el cabello largo y que le cae en grandes ondas doradas hasta los hombros; unos espectaculares ojos azules y un cuerpo de infarto. Es increíblemente rico, increíblemente sexy, increíblemente valiente... en fin, es increíble.
Es tan asombroso y perfecto porque no es real: es el protagonista de "Para toda la vida", la novela que está escribiendo Phoenix. O al menos así lo era. Así debería ser...
Se suponía que debía estar criando caballos en la Escocia del siglo XIX, ¡no seduciendo a Phoenix en pleno siglo XXI!.
Pero las cosas son así: Clifford está aquí, aparentemente para quedarse.
Durante cuatro años, el Marqués Jeon Jungkook había sido para Jimin un hombre más: el poco interesante y algo intimidador esposo de su hermana mayor. Cuando ésta murió, Jimin parecía un sustituto razonable por su condición de doncel.
Su forzado compromiso con él habría resultado un arreglo bastante cruel, si no hubiese sido porque un día Jimin lo miró- lo miró realmente- y vio lo que jamás antes había visto: que su ahora marido tenía un atractivo imponente y misterioso. A partir de entonces, no pudo dejar de prestarle atención, hasta enamorarse perdidamente.
Estar casado con Jeon, sabiendo que él no lo amaba y nunca lo amaría era una verdadera tortura. Al fin y al cabo. Jimin no era la clase de persona de la que los hombres se enamoran...Jimin con su cabello rebelde, su atuendo descuidado, y sus dedos siempre manchados de tinta de tanto escribir poemas.
Pero Jeon está a punto de descubrir que el desgarbado joven es suficiente, incluso para él...