El misterioso montaraz, en lo alto de aquel peñasco, derramó una lágrima sobre el retrato de la menor de los Armaund, en aquel camafeo de bronce. Una muchachita pálida de cabello rojo como la sangre, ojos verdes como el mar, sus labios como pétalos de rosa... No pasaba los dieciséis, y la suya era una belleza delicada por la que Asdreubal sentía una profunda devoción.
Un cuervo se paró sobre la rama de un árbol muerto, y amenazó al Príncipe Plebeyo con su graznido ronco y desagradable. Asdreubal tenía los ojos cerrados, con el intenso sol de mediodía calentándole la cara. Sin inmutarse, hizo un esfuerzo por ignorar al cuervo hasta que, en aquel estado de calma y meditación, sentado a lomos de su fiel Krukov, su oreja se estremeció y se movió hacia el ruido que venía de detrás.
Las nubes negras taparon el sol, cubrieron el cielo, y de pronto todo se volvió gris.
Asdreubal reconocía aquellos roncos y profundos bostezos. Arrugó el ceño, y entonces giró la cabeza sobre su hombro. Su rostro se había transformado en una máscara del asombro, y en sus ojos grandes y saltones brillaba el reflejo de una multitud de cadáveres andantes que dirigían sus pálidos y putrefactos brazos hacia él; buscando su sangre fresca, su sangre morada...
La Peste Negra 1: El Príncipe Plebeyo, es el primer acercamiento a la Saga Negra, y la primera parte de la Saga Máurica, que trata sobre los horrores vividos en una época apocalíptica.
Cuando Jana, una talentosa y apasionada arqueóloga, es elegida para un proyecto de exploración por el gobierno, no imagina que esta misión cambiará su vida para siempre cuando conoce al comandante Maximilian Hoffmann; el prometido de la mejor amiga de Jana, por más que intenten evitarlo la atracción se vuelve cada vez más insoportable entre ellos, mientras se embarcan en una peligrosa expedición que los hará vivir una aventura llena de mentiras, secretos y erotismo. ¿Logrará Jana evitar mezclar sus sentimientos y su deseo?