Espero que no te ilusiones con un par de miradas cruzadas y un intercambio de sonrisas, espero no te ilusiones con caricias y besos que al final solo te dejan con más ganas de ellos, espero no sientas como alguna especie de corriente de ''algo'' recorre por tu cuerpo cuando me veas, espero no creas que todo saldrá bien, que la vida va a favorecernos y que al final del día una buena copa de vino y un ''estamos juntos en esto'' solucionará todo, espero no pienses en esas veces que íbamos en el auto escuchando canciones que tanto adoro y extrañes verme intentando bailarlas con el cinturón apretando mi pecho, espero no recuerdes cuando discutimos y al final no importaba porque con acercarnos un poco todo estaba bien, espero no recuerdes esos ''regaños'' cuando no usabas el cinturón y decías un comentario estúpido de ''¿y si me muero?'', espero no me pienses cada vez que veas a una chica con rizos; espero no te den ganas de verme algún día, espero también no quieras abrazarme cuando me veas con alguien más y que te den celos, espero no te arrepientas de todo lo que hiciste o te arrepientas de lo que no pudiste hacer[...], una vez me dijiste, ''El ser humano está condenado a la libertad: a la de elegir y a la de equivocarse'' -Fernando Savater, Y tiene razón, yo elegí equivocarme, contigo... Espero no te pase todo lo mencionado anteriormente, sentirás rabia y empezaras a quejarte de todo y quisieras no haber empezado conversación alguna conmigo, ojalá no te pase lo mismo que a mí. Pero, ¿sabes?, existe algo llamado Karma, y yo no lo controlo.
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.