Noviembre, no tenía una razón para que ese mes fuera de los mejores en su vida desde que tenía recuerdos, siempre que llegaba se sentía como todo un niño, sintiendo un pequeño revoloteo en su estomago, sus ojos le brillaban y su sonrisa mostraba sus perfectos dientes. Sus cortos recuerdos le mostraban unos ojos verdes con un toque de café en el centro, una sonrisa tímida y juguetona y un largo cabello trenzado. Sabía que no iba a volver a ver a la pequeña niña, pero sentía muy en el fondo de su corazón que llegando el mes que más amaba ella regresaría a su mente, le sonreiría de manera tímida y con sus diminutias manos le agarraría para correr a ver el atardecer.