Aun en el silencio más profundo grita aquella pasión creciente por mirarte, crece cuando intimidado por tu presencia mi corazón se salta de alegría al contemplar tu belleza. Y es que, aun no teniéndote cerca, sintiéndote estoy fuertemente en mis venas, el calor que irradia tu belleza, que quema, que enciende, que acaba aún con las desolaciones más extremas: ¿Y si no te tuviera?, ¿Cómo sería mi vida?; hueca, oscura y nada alegre, vacía, sucia en la llanura sin tu hermosura, pues, teniéndote en frente conozco ahora el dulce aroma de tu enceguecedora alma pura.
Solía convivir e interactuar con mi conciencia en los momentos de mayor soledad, pasé cientos de noches en silencio y estas me parecieron eternas, el eco de mi mente intranquila no era muy fructífero y por ello decidí hacer catarsis de la vorágine de sentimientos que me inundaban; los pensamientos vagos y una profunda tristeza en el corazón, me enseñaron que hacen falta más días grises para aprender a valorar el sol y lo que nunca llegue a pensar es que mis letras se convertirían en mi maldición y aquí las dejo plasmadas.