Todos me miraron como si careciera de raciocinio, sinceramente, no los culpo.
No se en que pensaba, quizá es eso... quizá no pensaba.
Quizá solo quería dejarme llevar... por él, por mí.
Sabia a que me arriesgaba desde el principio y aun así seguí adelante.
Aun así lo deje amarme, aun así me enamoré... aun sabiendo lo peligroso que era.
Yo lo amé, lo amé más que a mi misma.
Lo amé y le perdoné el daño que me hacia, así como él perdonó todo el dolor que le causaba.
Lo amé.
No se si él realmente me amó.
No se si lo amé tanto como él decía amarme.
Pero se que lo amé.
Lo amé más que a mi misma.
Y esa fue nuestra perdición.
Amarnos.
"Nunca es tarde para volver a empezar, no es tarde para arrepentirse y regresar", decía siempre mamá.
Pero no, para nosotros ya no había vuelta atrás, para nosotros siempre fue así, hasta el final.