Emili Thompson, una chica de 18 años, de ojos color cafés claros con un toque de verde, cabello castaño oscuro y una piel palida. Trabaja en una taberna de mala muerte, no había más trabajo por la mala economía de Inglaterra del siglo XVIII y eso no ayudaba mucho a una chica que no tenía familia.
Emili era mesera del lugar donde trabajaba, no le pagaban muy bien pero al menos podía pagar una habitación y comer. Con una educación básica de solo sumar, restar, escribir y leer se las empeñaba bastante bien para sobrevivir.
Pero todo cambiara cuando un día de mala suerte despierta en una habitación muy lujosa con tan solo un camisón que perecía más bien una camisa de abotonar para hombre
Topándose con el más importante exportador de joyería, vendiéndole hasta la mismísima Reína. Tal hombre con su peculiar personalidad, su ego por las nubes, la facilidad de enojarse y su sentido del humor por los suelos cuyo nombre es Ronald Brooks.
La madre de Jane Aubrey, tras un intento desesperado por conseguir dinero, vende a su hija a los gemelos Caracalla y Geta como sirvienta.
Estos despiadados gemelos se aprovechan de la menor y le arrebatan su pureza, sin saber que sus juegos iban a tener graves consecuencias.
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Jane Aubrey acaba cayendo en una grave dependencia emocional, y desarrolla el tan conocido síndrome de Estocolmo, que le impedirá seguir conllevando su vida con normalidad.
Por su parte, Commodus aparece de nuevo para hacerse con el trono y pone en peligro la ciudad de Roma y la vida de la menor, pero Geta no dejará que eso pase. ¿O sí?