Me llamo Samantha (o Sam, Sammie, Samuchi... como prefieras)
Tengo 16 años.
Me gusta hacerles dibujos a todo el mundo y casi siempre resultan exitosos. Digo casi siempre porque hay alguien (si se merece ser tratado como una persona) que consigue estropearme algunas de mis expectaculares obras. Ese engendro del diablo se llama Sebastián (o Bash), mi hermanastro de 16 años y por alguna extraña razón me deja siempre en todas las obras un fénix dibujado.Pero una cosa la tengo clara.Ese chaval no me hará la vida fácil.
Aunque dejando eso de lado, el secreto que está guardado y encriptado en la memorias y secretos de mi familia, tampoco lo hará.
Mi vida cambió en el momento que supe de ese secreto.
Y estuve dispuesta a averiguarlo, pase lo que pase.