La convivencia con niños de síndrome de Down prospera la ética y la moral.

Esta tesis se origina en la post-lectura del texto "Jerónimo y los otros Jerónimos", la cual exhibe la historia de Rosalía Arteaga Serrano con la convivencia de su hijo que padece de la enfermedad del síndrome de Down; por consiguiente en cierto tiempo llega las consecuencias de la enfermedad, por eso ella se aferra a su hijo deseando poder "Hacer que mi alma y la suya se perdieran juntas en el viento" (Rosaía Arteaga, 1997). Esto genera un entendimiento al lector sobre la situación que vivía Rosalía, dando como resultado la demostración de sus capacidades hacia niños con la misma enfermedad después de no seguir teniendo más a Jerónimo entre sus brazos.
La coexistencia con niños con síndrome de Down ha sido beneficiosa para la ética y la moral de la sociedad, esto debido a que uno antes de coexistir con los niños no tienen idea de la familiarización que pueden llegar a demostrar los niños, entonces en el momento en el que la sociedad descubre que los niños, personas o familiares con esta enfermedad son uno más de la sociedad, retroalimenta la educación que abarca la ética y la moral.
Esto se valoriza positivamente hacia el futuro dando como muestra que la sociedad no solo trabaja para la integración, sino también las personas con esta enfermedad porque "Todos tenemos capacidades diferentes para salir adelante y muchas veces nuestros propios temores nos incapacitan..." (Carlos de Saro) es por eso que al dar una mano, ellos nos dan el doble de lo que recibieron.
Conclusión:
Los niños, personas o familiares con síndrome de Down están dispuestos a mejorar su calidades de vida mediante la pequeña ayuda que le brindemos nosotros con la integración; esto se basa en los estudios que determinan que las personas con esta enfermedad no lograrán cumplir sus metas sin la ayuda de toda la sociedad que día a día evoluciona en la integración e involuciona en la discriminación.