Natalia tenía un problema: cuando se obsesionaba con algo lo hacía de verdad. Aunque esto antes de conocer a Andrés no había importado demasiado, siempre habían sido cosas pequeñas... pero cuando era un chico quien no podía salir de su mente, las cosas cambiaron.
Andrés, un universitario tímido y obsesionado con escribir una novela erótica, apenas había podido creer que fuera cierto que Natalia entrara a su misma clase de literatura, el asunto es que lo era. Así como era cierto que para poder gustarle, la chica intentaría escribir su propia historia, aunque para ello tuviera que buscar inspiración en el romance de su amiga, o la ayuda de un gigoló de lujo.
Natalia se tomaba realmente en serio sus objetivos.