Cuando el terror llega, da igual como lo llames. Todo lo que queda son zombis y más zombies. La cuestión es que el apocalipsis acerca el horror y solo te queda narrar el relato de una noche que estaba destinada a ser un turno más en tu trabajo de mierda, pero que cambiará para siempre el curso de los acontecimientos, bueno o tal vez no, tal vez tu trabajo sea tan anodino que ni siquiera la noche del fin del mundo vas a notar que nadie cambie en lo más esencial.