Él sabía que estaban destinados a estar juntos desde la antigüedad, y su amor era correspondido. Pero su relación era prohibida, ella no podía amar a un plebeyo, era la reina y estaba destinada a algo grande: poseer el trono de Egipto... -Te he amado por mil años, y te amaré mil más.-dijo.-por favor, ámame en esta vida.-rogó él.