El tic-toc del reloj resuena desde algún lugar de la sombría habitación, seguro, constante, se repite una y otra vez. Tic-toc, Helena cierra los ojos. Tic-toc, un búho ulula desde la ventana. Tic-toc, la chica inhala profundo al notar que contenía la respiración. Tic-toc, exhala al tiempo que abre los ojos y se encuentra con dos orbes grises casi gatunos observándola desde la cama. La exhalación se queda por la mitad.