Me detengo y mejor pienso en la hora. Es muy tarde y no debo estar aquí. Además, ¿para qué?, seguir la pelea no tiene ningún caso. Te agradezco, te deseo buenas noches y me voy. Salgo lo más rápido que puedo. Es el colmo, discutir en el estacionamiento. A veces pareciera seguro cualquier lugar para discutir, lo importante es escupir el veneno que se está generando, no tragarlo ¡escupirlo! Paso frente al local -¿ya te vas hijo? Me grita tu madre -sí señora, ya es tarde, Lucía ya viene, que descanse! Me despido. Salgo a la avenida y me subo en el primer camión que encuentro. Seguro me lleva al metro. No dejo de pensar en tus ojos.