¿Quién es esa muchacha que parece sonreírnos, bajo un complicado tocado azul, con una perla como único adorno?
Griet, una muchacha holandesa de dieciséis años, entra a formar parte del servicio en la casa del afamado pintor Johannes Vermeer. Allí, seis niños malcriados campan por sus respetos bajo la volátil mirada de Catharina, la mujer del pintor, su madre, Maria Thins, y un ama de llaves, Tanneke, leal a las dos mujeres que regentan la casa. Griet tiene una manera peculiar, llena de devoción, de mirar lo que le rodea. Una sensibilidad que, a pesar de la distancia que marca la educación y la clase social, coincide con la de Vermeer. Algo que él ha percibido y que le ha llevado a introducirla en su mundo de artista. La intimidad que crece entre ambos, los rumores que producen de la envidia de sus iguales, de la lujuria de Van Ruijven, mecenas del pintor, y de los celos de las mujeres harán que, tarde o temprano, llegue el escándalo.