Creía haber estado consiente de sus palabras, incluso las llegue a creer y a sentir con toda confianza y seguridad, creía haber visto bien sus ojos, los ojos son la ventana del alma, ella era un edificio lleno de ventanas, y apenas me daba cuenta que solo había echado un vistazo a tan solo una habitación de la tremenda construcción mundial que era; A ciencia cierta nadie es real, lo único tangente abstracto es que las personas son efimeramente estables, ósea que no hay estabilidad, van sintiendo con toda su fuerza durante algunos minutos, algunos durante algunas horas, habemos quienes que tan solo segundos... la mayoría durante días, muy pocos durante años, pero hay quienes que lo hacen durante décadas, aquellas viejas amargadas, todo esto hasta que llega una nueva realidad y un nuevo sentimiento que escogemos bajo un contexto perfecto que aparentemente nos hace creer en una nueva verdad absoluta.
Metido en ese circulo estoy, un circulo dibujado con tiza sobre la calle de esta ciudad, con el peligro de ser borrado con la lluvia del cielo, o con una bocanada de agua de alguna parte, con la lagrima de alguna señora ser editado, en fin, el contexto es el menos importante acá, aunque muy influyente al final, La verdad es que prefiero estar dentro del circulo atizado, las otras realidades son tristes y golpeantes, te agarran desprevenido y te meten a la esquina del ring, te dan el puñetazo sin guante y el mismísimo referí se ríe y no detiene la pelea y seamos honestos, nadie gusta de las cosas cambiantes y mucho menos pasar por el ring y ser abucheado hasta la ducha. Me dí cuenta entonces, que la amaba, y me atreví en ese momento a preguntar... ¿Puedes darme otra oportunidad?