- Mira, estírate todo lo que puedas y alza los brazos ¿Ves? - La chica imito los pasos que el chico le indicaba - Así podrás tocar el cielo - Samsara se removió inquieta ante las palabras del chico he incorporándose sobre sus codos se giro para alzar a mirarle a los ojos, observando como en su perfecto rostro se empezaban a dibujar unas divertidas arrugas de fruncir el ceño, mientras se mordía ese apetecible labio inferior.
- ¿Pero, es que acaso no te das cuenta? Sin ti yo no soy nada. Si tu no estas conmigo, yo nunca estaré completa - Él se levanto mirándola dulcemente a los ojos, mientras acariciaba su mejilla con sus ásperos dedos.
Una pequeña y débil sonrisa se instalo en los labios del chico, pero como si de polvo se tratara, esa bonita sonrisa se la llevo el viento.
- Tu y yo no pertenecemos al mismo mundo ¿Entiendes? Tu eres la estrella más perfecta del cielo y yo la oscuridad más absorbente de todas. Tu perteneces al cielo y yo aquí, en este triste mundo, desterrado... - Hizo una pausa y dirigió su vista al cielo - Si estoy contigo absorberé toda tu luz, y sabes, que no puedo permitir eso.
- Entonces nos conformaremos con rozarlas - El chico pego un brinco y subió las cejas extrañado.
- ¿Rozarlas? - Sonrió.
- Rozando las estrellas - Sonrió ella.
"Cuando el miedo acecha, te perturba y extrañamente te sientes en lo mas alto; solo cuando el miedo te hace tomar malas decisiones, cuando cometes errores, cuando los corriges, cuando te enamoras, te desamoras, te engañan, engañas, solo cuando eso... Estarás rozando las estrellas"
(...)
- ¿Y si sin querer me enamoro?
- Deberás correr el riesgo. ¿Estas preparada para volver al infierno del que saliste? ¿Acabar igual? Adelante, bienvenida al infierno.
-.-.-.-.-
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Sinopsis:
-Entonces ¿por qué lo haces?- preguntó la pequeña confundida.
-Porque sé que te vas a enamorar de mí.- contestó con simpleza.
-¿Por qué tienes tanta seguridad al decir eso? Pregunto pero no espero respuesta y continuo -Apostaría lo que quieras... A que no me enamoro de ti- se arrepintió de inmediato al pronunciar aquellas palabras.
-No apuestes algo que no estés dispuesta a perder.- una sonrisa desafiante iluminó su rostro.
-No perderé, por tres simples razones. La primera: no me gustan las chicas, la segunda: soy una persona muy competitiva y la tercera: porque tú no me enamoraras.-
-Te apuesto mi vida... A que te enamoro.-
-Si sigues con eso, yo... yo te enamoraré a ti- dijo Camila dudosa de sus palabras.
-No suenas muy convencida.- comentó con una sonrisa arrogante. -De todas formas es imposible, yo no tengo corazón.- aseguró Lauren.
-Entonces ¿dices que no puedo enamorarte? Pues no solo te enamoraré, también te romperé el corazón y te demostraré que aún lo tienes.- sus palabras sonaron crueles, pero no encontraba otra manera de persuadir a su acompañante.
-No lo harás, una vez que yo te enamore, solo querrás lo mejor para mí y hacerme daño no estará en tus planes.-
-¿Quieres apostar?- preguntó la pequeña armándose de valor.
Lauren pensó un momento sus palabras. -Si yo gano y te enamoras de mí, romperás con tu novio y te quedaras conmigo.-
-Si yo gano y te destrozo el corazón.... Tú desaparecerás de mi vida para siempre.-
-Una buena apuesta, sin duda.- comentó con una sonrisa de lado.- Acepto- finalizó.
-Bien- contestó Camila arrepintiéndose de inmediato. -hazlo interesante- agregó con valentía fingida y una sonrisa.
-Tu vida será interesante estando a mi lado.- le dedico una última sonrisa antes de salir del salón.