Jiyong caminaba mirando hacia el piso por una calle muy bonita de Tokio que, según lo que le habían dicho, lo llevaría hasta un parque cercano. Llevaba tres meses desde que se había mudado a Japón y no podía más con su tristeza. Él sabía que todos los seres humanos estaban destinados a estar con alguien. Una persona en específico. Así era el mundo en el que vivía. Pero no todo era azúcar y felicidad. Algunas personas tardaban muchos años en encontrar a su alguien especial, y Jiyong sentía que él era una de esas personas.All Rights Reserved
1 part