Minho se alejó durante un instante y se encontraba en medio de la carretera, a pocos metros, para ir en busca del policía, cuando sintió algo detrás de él. Junto a la puerta se alzaba una columna más oscura que las sombras de la noche y delante, antes de que pudiera llegar a verle, oyó que el conde le susurraba: - ¡Kibum! ¡Qué sorpresa! ¡Así que quieres acompañarme esta noche! ¡Pues sé bienvenido! ¡Estaré encantado! Olió a cuero cuando le tapó la boca con la mano y oyó el crujido de la capa de seda cuando lo cubrió. Luego oyó a Minho que decía: - Me acompaña otro hombre. Está ahí....... Kibum no vio la mirada de extrañeza del policía cuando comprobó que en el portal no había nadie. No se veía ni se oía nada. Solamente había oscuridad. Adaptación Autora: celia rees