Los que vienen y van

La chica estaba sentada en un asiento de un colectivo pensándo en el examen que tenía ese día.
Al mismo tiempo, una anciana que había salido del hospital muy angustiada, se sube al colectivo; rogando por sus adentros que alguien le diera el asiento.
La chica, que estaba sentada en el asiento, ve a la anciana y le ofrece el asiento amablemente. La señora muy agradecida, lo acepta y le agradece a la joven.
La chica le cedió el asiento, no sólo por que era su deber, si no por que noto la angustia de la anciana, pero la señora no hubiera aceptado el asiento si hubiera notado que la joven tenía un exámen importante para el cual no pudo estudiar demasiado debido a su trabajo.

No nos damos cuenta como las personas en general influencian nuestras vidas. Es tan rutinario que no notamos cuando una persona es un completo desconocido y se transforma en alguien importante, o cuando alguien que lo era se vuelve tan insignificante que apenas vemos o quizás no volvemos a ver jamás.