Estaba en mi habitación leyendo, como de costumbre, no podía salir, no podía estar con gente de mi edad, así que lo único que podía hacer era estar en mi habitación y leer, perderme en las historias anhelando a que algún día viniera un príncipe azul y rescatara, escuche el auto y vi por la ventana que efectivamente mi Padre había llegado, las lagrimas recorrieron mi rostro casi de inmediato, rogué que estuviera de buen humor, ya no podría soportar más dolor, hace meses había tenido un aborto, ese desgraciado me había dejado embarazada y luego me golpeo hasta que perdí al bebe, me retorcí al recordarlo, escuche vidrios rotos, gritos, tiro el libro a un lado y me voy a la esquina de mi habitación donde me agacho y dejo que la oscuridad me consuma, lo oigo subir, el miedo cada vez es más fuerte, la puerta se abre y va directo a la esquina, -¡No! - grite mientras me alaba del cabello y me lanzaba con todas sus fuerzas a la cama, su mirada en mi cuerpo solo me daba asco pensar que estaría a punto de hacer, deje de luchar, me di por vencida mientras él me quitaba la ropa con facilidad yo no hacía nada, solo estaba acostada esperando a que terminase, las lagrimas no me permitían ver mucho y la verdad no quería hacerlo tampoco.