Hace ya años, tal vez demasiado como para contarlos, fui a un lugar, mucho más lejos de lo que queda Japón, donde conocí a las personas más importantes de mi vida. Hoy, mientras miro mis manos ya arrugadas y mi rostro envejecido frente al espejo, me pregunto si todo eso fue un sueño, y si lo fue, sin duda lo viví de la forma más real posible.