La mente de César siempre estuvo dañada por esa multitud de personajes que no hacían más que hacerle perder el juicio hasta que Hugo, su inseparable amigo, llegó a su vida. Desde el comienzo de su amistad las cosas parecían haberse relajado, pero solo eso, parecían. Parece que el monstruo que hacía temblar al joven César quiere recuperar a su pequeño.