Luego de leer Don Quijote, la pequeña Alice quedó marcada. Y se dijo a sí misma: ¿Por qué no tener una aventura? La aventura no puede solo estar encerrada en un libro. Hay que ver nuevos horizontes. Salir a descubrirlo por ti mismo. Ser tu propia aventura. No dejemos que nuestras ganas por vivir, sea leyendo, hay que experimentarlo. Así realmente viviremos miles de vidas antes de morir.